¿Te suena familiar?

Te despiertas varias veces en la madrugada, y con cada despertar, sientes que tu energía y tu ánimo se van apagando.

Tu bebé solo se duerme en brazos, al pecho, meciéndolo o en la cama compartida, y te sientes atrapada en esa rutina, sin saber cómo cambiarla ni por dónde empezar.

Se despierta muchas veces porque pierde el chupón, y ya perdiste la cuenta de cuántas veces tuviste que volver a colocárselo.

Dependes de la pelota de pilates, del biberón o del pecho para que tu bebé logre dormir, pero eso ya se volvió un ciclo sin fin, y no puedes imaginar otra forma de ayudarlo a relajarse.

No tienes tiempo para ti. Cuidar la casa, descansar o pasar un momento de calidad con tu pareja parecen tareas imposibles.

Y cuando llega la noche… la ansiedad se apodera de ti. Solo de pensar en las veces que tendrás que levantarte, ya te da ese nudo en el estómago.

Deseas, desde lo más profundo de tu corazón, mejorar el sueño de tu bebé de una manera respetuosa, sin dejarlo llorar… pero no sabes ni por dónde empezar.